El término LIMERENCIA hace referencia a un estado psicológico de obsesión por otra persona que suele confundirse con el enamoramiento típico. Sin embargo, la limerencia suele darse más de forma unilateral, asemejándose al amor platónico, pero con un componente alto de ansiedad e incapacitación en la persona limerente. Se trata de una condición que comparte similitudes con el trastorno obsesivo compulsivo o con las adicciones y puede llegar a durar varios años sin reducir su intensidad, llevando a obviar por completo los defectos del otro e idealizándolo en exceso.
La persona limerente busca ser correspondido y puede llegar a perseguir, acosar y traspasar los límites del otro para comprobar y asegurarse su afecto.
Señales para reconocer la limerencia.
Como hemos comentado, no siempre es sencillo identificar que se está experimentando limerencia. Por ello, a continuación te presentamos algunas de las características básicas:
- Presencia de pensamientos intrusivos y recurrentes respecto al otro: se dedica una gran parte del tiempo a fantasear acerca de una relación ideal y a buscar reciprocidad. Con frecuencia se reinterpretan y exageran "señales" para otorgarles un significado que no tienen.
- Excesivo foco en la persona amada: esto conduce al aislamiento social y al descuido de otras áreas importantes de la vida, como los estudios o el trabajo.
- No es necesario que la persona limerente conozca en persona al objeto de su deseo.
- Producción de un intenso miedo al rechazo: puede, incluso, manifestarse en síntomas fisiológicos de ansiedad, como taquicardia, temblores, hiperventilación, insomnio o problemas de apetito.
- Necesidad de reciprocidad: la falta de la misma genera intensos estados de ansiedad y depresión.
- Dada la importancia otorgada al otro, la persona que padece limerencia sufre baja autoestima y llega a pensar que su vida no tiene sentido sin el afecto del otro. Además, se produce un significativo sufrimiento emocional. Surgen celos, estrés, ansiedad y síntomas depresivos. Se trata de un estado involuntario en el que los pensamientos y sentimientos son incontrolables.
Por otro lado, la otra persona puede sentirse acosada o presionada por los constantes intentos de asegurar la reciprocidad. En definitiva, se trata de una situación dañina y desagradable para ambos.
Tratamiento.
La limerencia es difícil de abordar porque, en muchos casos, la persona no es consciente del problema. No obstante, la intervención psicológica es muy eficaz. Ayudará a identificar el origen del trastorno y los factores que lo mantienen. Pero además, incidirá en el cambio de pensamientos respecto a la persona deseada, a uno mismo y al significado de una relación de pareja. Debido a las similitudes con el trastorno obsesivo compulsivo, la exposición con prevención de respuesta también ofrece buenos resultados.
Por ello, es importante revisar las creencias que sostenemos acerca del amor y analizar qué emociones y conductas se despiertan. Cuando el sufrimiento se hace habitual y comienza a afectar lo cotidiano, hay que buscar ayuda para superarlo.
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